miércoles, 27 de febrero de 2013

Y que me agarra la Aduana (Parte 1)


¡Y que me agarra la aduana!








Esta historia es vieja porque actualmente ya pago impuestos, pero sigue siendo muy útil para cualquier fayuquero o persona normal que piense traer cosas.





El otro día me fui de Shopping con dos amigas, una de ellas me preguntaba que como funcionaba; mas o menos les explique: puedes pasar 75 dólares de mercancía y el resto que hayas gastado lo multiplican por el tipo de cambio que tengan ellos ahí escrito (que por casualidad siempre es mayor al tipo de cambio de las casas de cambio locales) y tienes que pagar un 16% de ese excedente. Ahora, que si te toca uno de ande de malas o con ganas de joder, ¡entonces si! Te van a salir con que es que llevas cosas repetitivas (porque para ellos 5 playeras es repetitivo), que como es un aparato electrónico no te pueden quitar tu franquicia o que “te acoples con la mochada”.





Esta duda salio debido a que en la segunda aduana el semáforo nos toco en rojo, y como toda la gente, dijimos que no nos pasábamos de la franquicia, aunque sinceramente el tono rojizo nervioso que adopto mi amiga cuando le preguntaron pensé que nos delataría, pero ¡nos dejaron ir!





Y ahora si, la historia…





Era un sábado de esos donde comienzan a sentirse más fuertes los rayos del sol entre primavera y verano.  Salimos de casa a las 4:30 de la mañana para alcanzar a comprar toda la mercancía prevista.





En carretera, todo normal, para la mitad del camino el sol ya había salido lo cual hace mas fácil el manejo.  Llegamos al puente donde avanzar una longitud de 3 metros se vuelve cosa de 30 minutos, el recorrido en el puente internacional nos llevo 3 horas.





Al otro lado, por fin, ¡Estados Unidos! Fuimos a realizar las compras normales y nos quedamos a dormir allá.





Nos devolvimos el domingo a las 8 de la mañana, pensando que a las 12 de la tarde ya podríamos estar en casa de regreso, nunca habíamos contemplado lo que podría sucedernos y como podría cambiarnos en un giro de 360 grados el fin de semana.





Pasando por la aduana el semáforo toco rojo y de inmediato una “tipa aduanal” (que se gano ese nombre a pulso) de 1.60 de estatura, blanca, delgada, de unos 23 años, con el cabello teñido de castaño claro (de esas que la gente les dice “gueritas”) nos hace la señal de que pasemos a revisión.





No lo negare, ya nos había ocurrido esto antes y nos arreglábamos con el aduanal que nos agarraba.





Pero esta vez fue diferente, la tipa aduanal nos pregunto que traíamos (con el carro cargado no queda de otra que declarar), le dije la cantidad real y suspiro.





Enseguida saco cada uno de los artículos con la minima precaución arrojándolos hacia el suelo, uno a uno, venían envueltos en bolsas y maletas, pero pareciera que tenia ganas de humillar a alguien porque cada producto (estamos hablando de al menos 1,000 piezas) lo estaba tirando contra el suelo.





Ahora, llama a uno de sus compañeros y le dice: “Tráete a los perros”. Llegan con dos perros los cuales suben al automóvil y dejan babeado al menos el 30% del automóvil (sino hubiera estado tan sorprendida hubiera vomitado del asco).





Dice que mi acompañante y yo nos tenemos que separar, que una tendrá que llevar el automóvil y la otra tenga que ir caminando, nos dividimos y yo me fui caminando. (Después obviamente de obligarnos a devolver todas las cosas a nosotras al automóvil, ya se imaginaran lo que se siente cuando uno esta pepenando las piezas que ella arrojo y ahora han rodado lejos del automóvil).





Nos llevan a una pequeña oficina, donde había un baño donde ni siquiera la puerta cerraba bien, había un par de sillones de esos negros que son imitación piel que se nota han sido desgastados por el tiempo. Nos sentamos con total desconocimiento, nos dejaron solas y encerradas durante 40 minutos.





Después de vivir la humillación enfrente de todos los automóviles y agentes aduanales que habían visto como ella arrojo los productos y después nos dijo que nosotras teníamos que levantarlos del suelo, y aparte del encierro de 40 minutos, estábamos anonadadas.





Mi acompañante tiene el gesto decaído… eso me duele mucho.  Ya son las 9 de la mañana.





Llega otro agente aduanal, un hombre de unos 27 años, de 1.70 de estatura, complexión media y con un sombrero muy característico. Amablemente nos dice que nos traerá agua y que podemos utilizar el baño cuando lo deseemos.  Nos dejan solas otros 15 minutos adicionales y vuelve el mismo hombre con dos botellas de agua. Por fin siento que me he topado con un humano, pero a pesar de que ya tenemos ahí una hora nadie nos ha dado una explicación, solo sabemos que se han quedado con las llaves y los papeles de nuestro automóvil.





Enseguida vienen 4 personas, un hombre y 3 mujeres, el hombre y 2 de las mujeres tienen características típicas de un chilango: son morenos, de estatura baja, complexión extendida a pesar de no tener sobrepeso y un tono de voz que de inmediato denota que no son de la frontera del país. La tercer mujer, una mujer de 25 años aproximadamente, blanca, con sobrepeso y cabello rubio, es a la que llaman “La Licenciada”.





La Licenciada nos dice que sacaran todo lo que traemos en el automóvil y que tienen que verificar que no somos una pandilla de ladrones de automóviles (¡puff! Como si mi cara de ñoña no dejara claro que yo soy de ese tipo de personas).





Nosotras ya no tenemos acceso al automóvil nunca mas, sacan todas las bolsas que habíamos rellenado y el ser productos para mujer, entre las 3 mujeres sacan todos los productos y se los prueban todos, se miden la ropa, checan las bolsas y se preguntan entre ellas como se ven con las cosas puestas (Sentí que se estaban repartiendo MIS cosas).





No nos dirigen la palabra y aun no sabemos que ocurre, después de sacarlo todo se disponen a contarlo, ya son las 11 de la mañana.





Después vuelve la “tipa aduanal” y dice que nos tienen que quitar las cosas, saca todo de nuestras bolsas y carteras, cuenta cuanto traemos en efectivo, nos deja todo fuera de lugar y se ríe… se ríe!!!





Las 2 mujeres chilangas siguen viendo los productos y “discretamente” agarran varias cosas, las guardan dentro de una de las maletas que nos quitaron y dejan la maleta guardada en una esquina.





Ya es la una de la tarde y nuevamente viene el aduanal del sombrerito, trae unas hojas, me dice que por favor las firme, procuro leerlas, pero me dice: “Tienes que firmarlas para recuperar tu automóvil, ya firmadas te doy una copia para que las leas”. Hago caso ciego y firmo las 11 páginas por ambos lados.





Nuevamente nos dejan solas, yo intento consolar a mi acompañante y le digo que se duerma un rato en el sillón, o que se devuelva a casa y yo me quedo ahí (pensando en que después me llevarían a prisión, o mínimo me dejarían encerrada toda la tarde en ese cuarto). Mi acompañante se niega de dejarme sola, su cara muestra un gran dolor, de ese que esta a punto de solar las lágrimas; ese dolor en su rostro le dice a mi razón que ahora debo ser más fuerte que nunca y hacer algo por mitigar su dolor.





Vuelven a las 3 de la tarde con otras hojas porque habían escrito mal una palabra en el acta anterior… total, que lo repiten aproximadamente 6 veces mas con un intervalo de media hora entre cada uno… ya son las 6 de la tarde.





Con la última acta que firme me entregan las copias y las leo, tengo que pagar una fuerte suma de dinero (equivale al doble de lo que había comprado) para que me devuelvan el automóvil y por un momento pienso: - Si tuviera un automóvil más económico lo dejaba aquí -. Pienso con la mente fría y lo mejor será pagar esa suma así que pregunto donde pagar para por fin devolverme a casa y me comenta el aduanal del sombrero que si nadie me dijo que hoy no se podía… ¡¿¡Qué!?! ¡Claro que no! ¡Si nadie me dirige la palabra! Desde que había llegado nadie me había explicado que estaba ocurriendo.





Me dice el mismo aduanal que tenemos que dejar las instalaciones porque ya van a cerrar, pero que nos dejara llevarnos 15 cosas y que volvamos al día siguiente después de las 10 de la mañana. 

..... Esta historia continuara ......



♥ Lindo ombligo de semana 
y recuerda que una de las mejores sensaciones que un ser humano puede tener es sentirse necesario. ♥

★ ★ ★     NoyAhoy   ★ ★ ★
 

2 comentarios:

  1. Que asco de gente son!!! Tratando a gente inocente como criminales. Me indignan!!! Les deseo lo peor!!

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  2. Yo no les deseo lo peor.. pero si creo que deben cambiar sus procedimientos para esos casos... te imaginas cuanta gente habra pasado por cosas asi?

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